sábado, 8 de marzo de 2008

La princesa y el enano

Había una vez una princesa que vivía en un palacio muy grande. El día de su 13 cumpleaños se celebró una gran fiesta a la que acudieron trapecistas, magos, payasos... pero la princesa se aburría. Entonces apareció un enano muy feo que daba brincos y hacía piruetas en el aire.
- "Sigue saltando, por favor", dijo la princesa.
Pero el enano estaba muy cansado y necesitaba descansar. La princesa se puso muy triste y se fue a sus aposentos. Al rato, el enano se fue a buscarla convencido de que la princesa se iría a vivir con él al bosque. "Ella no es féliz aquí", pensaba el enano, "Yo la cuidaré y la haré reír siempre." El enano recorrió el palacio buscando la habitación de la princesa pero, al llegar a uno de los salones, vio algo horrible: ante él había un monstruo con ojos torcidos y sanguinolentos, con las manos peludas y los pies enormes. El enano quiso morirse cuando se dio cuenta de que era él mismo reflejado en un espejo. En ese momento entró la princesa con su séquito.
- "Ah, estás ahí, que bien. Baila otra vez para mi, por favor."
Pero el enano estaba tumbado en el suelo y no se movía. El médico de la corte se acercó a él y le tomó el pulso.
- "Ya no bailará más para vos, princesa", le dijo.
- "¿Por qué?"
- "Porque se le ha roto el corazón."
Y la princesa contestó:
- "De ahora en adelante, que todos los que vengan a palacio... no tengan corazón."

(Basado en un cuento de Oscar Wilde)

2 comentarios:

Anita dijo...

Lo escuché en la película "Tesis".

Por cierto, sale nuestra facultad igualita, en todo este tiempo no ha cambiado nada.
Así está!

Un beso!

an | na dijo...

Pelicula realmente buena, como el cuento :)






anna#