martes, 11 de diciembre de 2007

Cuando estoy contigo

El cielo está gris. El suelo del parque mojado. Los columpios barridos. Hace frío, mucho frío. Pero, ¿qué más nos da? Cuando estamos así sentados en un banco, cuando me abrazas tan fuerte que hasta siento los latidos de tu corazón, cuando tienes tu cara tan cerca de la mía que siento tu respiración en mi mejilla el tiempo pasa tan deprisa... Demasiado. Ojalá este momento no se acabara nunca. Ojalá pudiera tenerte siempre tan cerca. Ojalá esta inmensa felicidad durara eternamente.
Tan esclavos del tiempo, sólo tenemos un par de horas para darnos en esta tarde de viernes. A veces, te juro, de veras, que siento no darte la vida entera, darte sólo estos momentos. Pero alguien me dijo un día una indudable verdad: que olvidamos las pequeñas alegrías por lograr la gran felicidad. Por eso, nada de pensar en este momento. Sólo sentir. Sentirte, sentirme. Sentirnos.
Dejo que el tiempo se pare, sólo unos segundos. Dejo que tus brazos acorralen mi cuerpo. Dejo que tu olor invada mis sentidos. Dejo que tu aliento penetre por cada poro de mi piel. Dejo que la felicidad me inunde.
Noto tu mirada clavándose en mi. No me atrevo a devolvértela. Soy incapaz de aguantar la mirada de esos ojos que nunca bajan la guardia, lo sabes. Al final lo consigo. Después de unos segundos me rindo, aunque el cosquilleo en la tripa aún no se ha ido del todo.
Es la forma de mirar de esos ojos azules la que me hace sonreír, la que mueve mi mundo.Poco a poco ha ido pasando el tiempo. Los segundos se han convertido en minutos y los minutos en horas. Tienes que irte. Sólo una última caricia, un último roce. La piel se me eriza con el último beso. Sé que mañana te volveré a ver pero hasta mañana que mucho tiempo. Toda una eternidad.

12 comentarios:

Anita dijo...

Texto del 19 de abril de 2004...

Bueno, con esto digo yo que podreis suspender la manifestación, no?

Un beso (uno, muchos, más... ya no se ni cuantos)

Leteo dijo...

Creo que el 19 de abril de 2004 yo estuve esperando a que me trajeran un nuevo chupete y me cambiaran de ropa... No es tan digno como escribir, pero se me daba bien...

Anónimo dijo...

Yo por esas fechas estaba pendiente de cómo llegaban los italianos al Giro. Ni por asomo me planteaba el tema afectivo. Y mucho menos aún escribir de esta manera...

Anónimo dijo...

Aquel día fue uno de los peores de mi vida. Salí del colegio y me atracaron. Un chino con los labios partidos me dio un puñetazo que me estampó contra un árbol. Tambaleándome llegué a casa dispuesto a tomarme un polvorón para recuperarme (en mi casa en abril hay polvorones), pero desgraciadamente se habían acabado y la chica que dormía bajo mi cama se había largado. Así que de polvo nada.
Se hizo de noche y cené. Me sentó fatal la cena y vomité, soñé con Platón que me acusaba de soñar. Soñé con una modelo en lencería que me fustigaba con las cuerdas elásticas de su sujetador... Soñé que me perseguía un perro y me caía a un pozo negro... Me levanto sudando y con aspavientos y me doy cuenta que había un exámen de no sé qué cosa y no había mirado nada (como es de esperar)...

Yo creo que nunca he vivido más inténsamente como aquel 19 de abril de 2004.

Anónimo dijo...

Fuera lo bohemio uuuu fuera!!

Anónimo dijo...

Recuerdo perfectamente la noche de aquel día. Recuerdo la cena, las copas, nuestros cuerpos apresurados, desnudos, cabalgando en un joder precipitado y adolescente. Lo recuerdo todo, excepto su cara ;-)

Anónimo dijo...

Ana, no te he podido contestar porque estaba de ensayo. Aunque imagino que seguramente te habrás informado ya del tema. Luego si estás hablamos.

Anónimo dijo...

Por cierto, habrá mani el mismo día, a la misma hora y manteniendo el mismo trayecto.
Ya tengo ganas de echarme al cuerpo una manifestación de las grandes.

Saludos!

Gonzalo M.B. dijo...

Se nota la influencia de Alejandro Sanz. Si no sabes porque lo digo no dudes en preguntar.
Un abrazo!

Gonzalo M.B. dijo...

Es curioso que sólo bajo la luz del amor seamos capaces de comprender que es la eternidad.

Druida: hay que vengar tu honor, el chino del labio roto tendrá que sentir el fuego de tu pipa en sus partes blandas!!

Anónimo dijo...

Pues al final te das cuenta de lo de los ojos azules eh?!!

Que te decía yo, bueno, al menos te diste cuenta aquel día...

Pobre Gonzalo, desde luego si que fue un día para recordar...

Anónimo dijo...

¡Por el tabaco de chocolate que el chino no muere sin recibir las cenizas en su cara!