domingo, 12 de octubre de 2008

Ayer por la noche

Mientras Madrid dormía y el cielo descargaba toda su ira sobre la ciudad, recorría las calles solitarias. Todo era de un color gris oscuro y apagado. Mis pasos, rápidos al principio para poder refugiarme de una noche que no parecía amigable, fueron cada vez más lentos.
Miré hacia el cielo encapotado y, cuando mi mirada volvió a posarse en el pavimento, ya no sentía la prisa de llegar a ningún sitio. En su lugar, despertó en mí una única necesidad, la de disfrutar de aquel momento.
Comencé a sentir el viento enredarse en mi pelo y en mis manos. Acariciaba, sin ser invitado, cada parte de mi cuerpo. Al pasar me dejaba sus historias, las que fueron y las que serán. Sin prisa, me contó lo que había visto. Me habló de lugares lejanos y de tiempos pasados mientras jugaba con las hojas secas que había en el suelo. Las gotas de lluvia que caían sin tregua me empapaban de leyendas de mares y nubes, de ríos y viajes.
De pronto, los susurros se extinguieron. Abrí los ojos y no pude encontrar ni rastro de lluvia o viento. Se había ido sin previo aviso y me habían dejado en medio de la calle, sola, en un estado de suspensión. Visiblemente, sólo había cambiado una cosa. Mis labios y mi corazón esbozaban una radiante sonrisa.
Sólo sentía una cosa, el sabor de la libertad en mi paladar. Sin saber por qué eché a correr, sin pararme, deseaba volar.
Y entonces me di cuenta que había sucedido lo que tantas veces había soñado.
Peter Pan había venido, al fin, a visitarme.


*Esta música me hace sentirme realmente libre.
http://www.youtube.com/watch?v=mjh416x-dkY

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Ayer cayeron ángeles del cielo en forma de tormenta tropical en este Madrid gris de tan extraño, alejado a Madrid.

La lluvia corría cuesta abajo con fuerza y regresaban instantes de día pálido. Me descalcé, me remangué los pantalones y chapoteé con los pies desnudos en un reguero junto al bordillo.

Pero uno de aquellos relámpagos iluminó de pronto la Puerta de Alcalá, a Cascorro y a Neptuno. Me creía en el Caribe, junto al malecón. Y era Madrid. Empapado y desolado regresé a casa, me di una ducha caliente y me acosté. No se si era lluvia, agua de la ducha o una lágrima lo que me resbalaba por la mejilla. He dormido mal.

http://www.youtube.com/watch?v=AratTMGrHaQ

Anita dijo...

En los días de lluvia el misterio y la magia se esconden en cada gota de agua.
Y, por lo menos yo, me doy cuenta de que nada está determinado, que todo depende de nosotros.
Y es entonces cuando veo un cielo de color vainilla y sé que lo que resbala junto a la lluvia es una lágrima.

Me gusta la canción.

PD. http://anitapeke.blogspot.com/2007/11/un-da-de-lluvia.html
(una entrada antigua que tal vez no hayas leído)

Anónimo dijo...

No hay nada determinado: somos libres, para pensar, hacer, decir... Lo único que podemos dejar que nos condiciones es la nostalgia del futuro.

Y, sí: camina, con o sin lluvia, caminemos la vida. Pero dejemos a la soledad como amiga y sin tragedia. Que hay soledades compartidas. Pero la nuestra es la obligación sagrada de la felicidad.

Anita dijo...

Hace años escuché una frase. Para mí es una verdad rotunda y me acompaña desde entonces:

"La soledad elegida es la mayor de las conquistas, la obligada la mayor de las torturas."

De las soledades compartidas no dice nada, pero imagino que también es algo a conquistar.

No creo que la felicidad sea una obligación, menos sagrada. Es, bajo mi punto de vista, una elección más en la vida.

¡Me gusta leerte!

Leteo dijo...

¿"Anónimo" es Peter Pan?

Un beso, fea! ^^

Anita dijo...

Pensé que Peter Pan eras tú... Ah, no, que tú pasas de mí y no vienes a visitarme... Ni un mísero café cuando voy a visitarte yo.

Otro, feo!

Anónimo dijo...

Gracias por dejar que las palabras que ordeno sobre el papel te gusten. Yo le paso la mano sobre el lomo a las tuyas. Tienen una textura agradable.

"Hace años escuché..." hablas como si tuvieras 80, y sin duda eres muy joven.

A mí la soledad me da algo de miedo. En cuanto a la felicidad... claro que es opción, pero debería ser obligación. pero no la felicidad de sonrisa tonta en los labios. Los instantes de felicidad.

Jesús V.S. dijo...

Vaya... me gusta sentirme bajo la lluvia. Y me gustó leer este texto e imaginarte también a ti dejándote abrazar por ella. Es muy bonita, crea imagenes muy de cine.

http://elcuentacuentosdelarue.blogspot.com/2008/04/cantando-bajo-la-lluvia.html

Un texto que quizás no hayas leído, y que viene a cuento con el tuyo.

Un besazo enorme. :)