lunes, 24 de noviembre de 2008

Hoy

Hoy me he encontrado de frente con el otoño. Como todo lo que esperas durante todo un año con impaciencia, parece que nunca va a llegar. Pero al final siempre acaba la espera, antes o después.
Hoy se han caído todas las hojas, aún no sé si de pena o de alegría. Aún no sé si es una despedida o ese viaje que tanto anhelaban. Aún no sé si una muerte lenta o el comienzo de una vida mejor. Pero sé que ahora están más desamparadas, que son más libres.
Hoy he visto al viento contento. Jugaba con hojas, bufandas. Jugaba con niños y ancianos, hombres y mujeres. Jugaba sin distinciones de ningún tipo. Se divertía y hacía divertirse a todas las personas y cosas.
Hoy he paseado con las manos metidas en los bolsillos. He despertado a las hojas que se había dormido sin querer, como cuando todos éramos pequeños. Hoy el viento también ha reparado en mí, parecía el único que lo hacía. Y me he sentido acompañada en soledad.
Hoy he recordado tantas cosas. Me he empapado de los colores, que año tras año vuelven a ser distintos, sin cambiar nunca.
Hoy he llorado, sin saber por qué.
Hoy no he echado de menos el mar.
Hoy todo podría haber sido en blanco y negro.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

todos los días amanecen en blanco y negro.
y todos los días eres tú quien los pinta de colores.
podría haber sido en blanco y negro, pero no has querido, porque al despertar, has cogido tu pincel y has pintado el viento, has pintado una lágrima sin más, que lloraste antes de llegar al final.

es como cuando comes gominolas. todas tienen un color, y eliges la que mas te apetece en el momento.
cada mañana, abres su bolsa de gominolas, y decides el color que vas a escoger tu gominola para vivir el día. y por una extraña razón, nunca escoges las blancas y negras. tal vez proque no te guste el regaliz y el anis (seguramente sepan asi con ese color) o simplemente, porque algo en ti te dice que te acuerdes de sonreír... y de pronto tu paleta tiene mil colores!

yo.

Anónimo dijo...

A veces cuando te leo parece que me miro en el espejo.

Llevo días pensando en torno al otoño, esperándo encontrarme con él frente a frente y decirle qué. Porque estoy triste, por mí, por él. Recordando los pies de niño enredando entre las hojas caidas en el parque: un juego.

Más mayor, recordando al niño que enredaba con los zapatos raspados entre las hojas y pensando ya en el viento y viendo volar las hojas: esperanzas, melancolía.

Ahora, dolor, viendo como funcionarios municipales retiran del suelo la alfombra amarilla de bajo los árboles -¡nos usurpan el otoño!- y descubriendo que lo que hay debajo no me gusta nada...

El otoño... ¿y por qué en soledad?¿sóla con el viento? Siempre echo de menos al mar.

Anita dijo...

Tú: mal ejemplo el de las gominolas... yo me las como de todos los colores!
Tal vez el truco sea sonreír... acordarse de sonreír.

Anónimo: ¿es malo mirarse en el espejo?
A mí tampoco me gusta lo que hay debajo, suelo mirar al cielo.
¿Por qué no en soledad?

Un beso!

Anónimo dijo...

Verás, que te vas a atragantar!!
Mal ejemplo.. depende de como se mire... A veces hay que usar ejemplos atractivos, como con los niños, para que la idea suene mejor. Para que te apetezca pintar con colores.
No es que te compare con una niña...Aunque, tal vez no quedara muy lejos con esa comparación, dado que sé, que a veces a ti también hay que atraerte sea con metáforas o con gominolas, para que te acuerdes de sonreír!

yo.

Anónimo dijo...

Mirarse en el espejo y, en lugar de ver mi cara, ver la tuya. En lugar de mis palabras, las tuyas. Esa es la sensación. Me parece hermoso.

A mí me gustaría seguir viendo esas manchas amarillas, rojas, pardas que hacen la sombra de los árboles. Y luego levantar la cabeza al cielo, y ver nubes que pasan deprisa. No se a dónde.

Ya lo habré dicho, pero la soledad me asusta. ¿Por qué no en soledad? Por qué no... Por qué no con alguien. Es complejo.

Gracias por las palabras.

Anita dijo...

Tú: sabes que no te quedas nada lejos con la comparación. Tú sabes como atraerme, eres mi gominola!! Sobre todo con tus palabras matinales! Ya no necesito ni escribirmelo en la mano?
Cine, algún día de estos? O cena en caso de... en caso de?

Anónimo: mirarse en el espejo siempre es difícil. Qué bonito que alguien te ayude y acompañe.
Aunque, dentro de un tiempo, poco o mucho, ya no estén los colores (no desaparecen, sólo son sustituídos; el blanco también es bonito) siempre puedes seguir soñando con ellos.
No estaba sola, estaba con los colores, con el viento. En soledad porque no encontraba a nadie con quien compartirlo.

Un beso!

Anónimo dijo...

Siempre hay colores. Nos gustan unos más que otros. Algunos los llevamos siempre en la mente: el azul del mar, el rojo de las banderas, el blanco que dices... que son todos.

Soledad... Borges decía: "estoy sólo y no hay nadie en el espejo...". Si no te importa, compartimos. No siempre pienso que sea peor la soledad de dos en compañía.