lunes, 1 de diciembre de 2008

Hoy no sólo me has recordado que debo sonreír, no sólo has sido algo más que un apunte en mi mano.
Hoy me has hecho llorar. Una lágrima ha resbalado sin prisa inundándolo todo. Me has hecho llorar porque estoy bien. Porque estoy bien y puedo compartirlo con alguien que, aunque algunas veces no lo parezca, siempre está ahi.
Gracias por ser mis pinturas, gracias por ser mis colores, mis gominolas y mis 24 chocolates.

Dicen que sólo era lluvia... pero tú y yo sabemos que hoy a nevado.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

...a veces no quedan palabras...a veces, creo que vale uno de esos típicos 'gracias', de esos que suenan de verdad, que a veces ya no se oyen en la vida...de esos que se pierden en el aire, pero que dejan un eco grande en quien lo recibe, que se dicen susurrando... muy bajito.
y yo te lo digo asi, sin más. por que si...
y aparte, te mando un abrazo, de los que te hacen sacar las manos de los bolsillos, aunque haga frío fuera, porque merece la pena.

Anónimo dijo...

Cuando nieva hay un silencio especial. El silencio de los copos deslizándose lentamente por el aire quieto, el cielo gris y los sentimientos agolpados. Porque cuando nieva volvemos en algo a la infancia. En la nieve, algo de pureza.

A veces, decía Ángel González, la nieve arde sin ser un sueño. Ayer nevo. Yo también lo vi con los ojos del niño que ya no soy.

Anónimo dijo...

¿Este silencio, como de nieve? ¿Dónde esas lágrimas que se confundieron con lluvia? La sonrisa que te iluminaría el rostro... ¿la conoceré?

O tal vez, tengo miedo, te buscaré siempre sin encontrarte. Y yo, ya mitad partida por la mitad, ya el alma de sal.

Anita dijo...

La puedes conocer. Sin miedo. ¿Dónde está el espejo? Ya no lo sé.

Si mi silencio es como la nieve tal vez consiga con él hacer los días un poco mejores, un poco más blancos.

El martes me enfadé. Sólo quería escribir, sólo quería gritar. Al final, preferí no romper mi silencio por la tristeza y rabia que produce una discusión política, en medio de una clase, con personas que gritan sin argumentos. Porque no vale la pena.

Un beso.

Anónimo dijo...

Si discutir fuera de verdad alegar razones, examinar atentamente... Si política fuera aún opinión sobre las ideas... Gritos vacíos, vileza, deriva... tristes los hombres, haciendo batallas de lo que debería ser un minué...

Tus palabras son un bálsamo tranquilo. No calles. Pero el espejo... no se bien dónde ponerlo para que refleje belleza, tu sonrisa. Y, ay, el miedo...