martes, 5 de febrero de 2008


Lo malo de llorar cuando uno pica la cebolla no es el simple hecho de llorar sino que, a veces, uno empieza... y ya no puede parar...

1 comentario:

Anónimo dijo...

No pelo cebollas precisamente por eso. Bueno, y porque mi maña con un cuchillo en la mano es nula, como ya te he demostrado en cierta ocasión. Pero sí, pelando cebollas durante un buen rato uno puede llegar a cambiar el mundo, a montarse líos mentales e incluso a llorar por bobadas. Como meterse panzadas de cuatro o cinco horas con la "cabra", más o menos.

No me veo capaz de leer el libro. Lo que sí tengo ganas es que pasen estos diez días y poder decir "me tiro en el sofá y no tengo que preocuparme por estupideces".

Un beso muy grande.